martes, 19 de octubre de 2010
Todos íbamos a ser rockeros.
En la primera mitad del siglo pasado, Gabriela Mistral nos emocionaba escribiendo su “todas íbamos a ser reinas” y su poema nos relataba del sueño de las niñas que querían tener un rol protagónico en sus vidas y de la felicidad de reinar en la tierra también querían llegar al mar.
Hoy escribo sobre otro sueño. Hago memoria y llego al comienzo de los 90, donde “todos íbamos a ser rockeros”. La glam-manía se apoderaba de la escena musical de la época; una banda de New Jersey visitaba nuestro país, que recién se abría al mundo y comenzaba a vivir nuevas experiencias. Una de esas experiencias eran los espectáculos de masiva convocatoria en relación a la música. Y si bien muchos estaban ahí por el simple motivo de participar de una moda o por el no perderse algo que estaba de moda, pero también estaban ellos o nosotros… en fin, los que soñábamos, lo que “queríamos ser rockeros”.
Pero no era una simple postura, era un sueño, una ilusión que convirtió en realidad en algunos casos, en el de aquellos que logramos subirnos a un escenario y hacer o interpretar algo de música. Y recuerdo que cada vez que subía a un escenario, la emoción de esa realidad me conmovía y me hacia soñar más y más y cada vez vivía esos momentos con real intensidad de estar convirtiendo un sueño en realidad. O convirtiendo un sueño en felicidad.
Y pasaron 20 años para que esa misma banda volviera a usar el escenario del remodelado Nacional. Y oh sorpresa, que si bien conservaban ese espíritu glamoroso de la escena rockera ochentera-noventera, hoy destacaban por su madurez musical, por su calidad interpretativa, por su puesta en escena profesional y seria, por su contenido más que por su forma. En definitiva, pude observar que más que una banda de moda (que lo fueron en su momento), hoy estamos en frente de una banda con una personalidad musical definida, con la altura de los que trascienden, pero también con el especial espíritu rockero que no abandonaron, con un sueño que no abandonaron. Bon Jovi no ha abandonado lo que fueron, simplemente lo han mejorado, lo han preparado para trascender en la historia del rock.
Yo estuve ahí. Estuve hace 20 años y hace unos días volví a estar en la misma arena, cantando o simplemente volviendo a soñar con ser rockero una vez más. Eso es!!, ese instante me hizo soñar nuevamente, como hace 20 años.
Y bueno, la vida es un sueño, o ser feliz viviendo esta vida es un sueño, y tal como lo fui sintiendo minuto a minuto sobre un escenario, hoy lo veo minuto a minuto en el escenario de la vida. Aquel que te exige vivir una realidad en cada instante y que de ti depende de si conviertes el sueño de ser feliz en una realidad. Es decir, ser feliz es relativo, es relativo al sueño que uno tenga.
Quiero soñar y quiero ser feliz. No voy a esperar a la vida siguiente.
Especialmente hoy, que estoy descubriendo a mi propia Gabriela que me hace soñar.
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